«“Yo, del otro lado, estoy aparte. Otra es mi suerte, otros mis designios. Estoy fuera de toda esa corriente de vida. Solo, lejos y miro”.
«Estas palabras que encontramos en Un Año, son un cabal retrato de Juan Emar. Pertenece al tipo de escritor cuya identidad se materializa y se disuelve detrás de una variedad de máscaras pues su existencia estuvo marcada por el deseo de ser otro y de tener otra esencia en la vida.
«Un Año presenta un narrador que utiliza el género discursivo del diario de vida para registrar los insólitos sucesos que le ocurren el primer día de cada mes del año, acontecimientos fantásticos desprovistos de toda causalidad visible y en los cuales se mezclan distintos niveles de realidad.
«La novela es un diario del viaje del alma estructurado a base de la “observación directa del natural” y de la “meditación sosegada”. El registro de los desplazamientos e invenciones de la mirada del protagonista, quien sale a lo abierto para auscultar “el otro lado” y tratar de comunicarlo, genera un desafío al lector para que sea “cómplice y copadeciente” y pueda, quizás, encontrar “sin desorientarse su camino abrupto y salvaje”. La búsqueda metafísica, los análisis de gran abstracción y las imágenes de singular fantasía que nos hacen recordar a los Gedanken experiment, nos enfrentan a la conciencia de sí mismo y de los límites antropológicos, permite la interrogación acerca de la unidad de lo real y evidencia que la vida en sus diferentes planos, posee una naturaleza compleja y dinámica que se manifiesta en forma sorprendente».
Del prólogo de Patricio Lizama
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