Son los años treinta. Giacomo, el hijo menor de una familia de la burguesía acomodada de Milán, es un muchacho algo fantasioso, que reacciona ante los embates de la vida con indolencia o bien con excitación. Echa de menos tener un amigo que disipe su inclinación a la tristeza contemplativa. Su padre, secreto protagonista de este relato publicado por primera vez en 1958, parece estar esperándolo del otro lado del umbral de la madurez, que Giacomo todavía no ha cruzado. Cuando cumple catorce años se marcha de vacaciones con su madre y sus hermanos al lago de Como; aunque habría preferido pasar el verano junto al mar, siente curiosidad por el nuevo paisaje. Allí tendrá una experiencia que le permitirá entrar en la edad adulta por una puerta inesperada, la de la belleza. La fascinación que suscitan estas páginas deriva del tono elegante y melancólico con que Vigevani muestra cómo Giacomo toma conciencia de la complejidad del amor. Obra de atmósfera, memoria de adolescencia, historia de una educación sentimental, Verano en el lago es una de las cimas narrativas de este refinado autor.
Alberto Vigevani (1918-1999) nació en Milán, estudió literatura francesa y desde muy joven se dedicó al teatro y a la crítica. Tras la promulgación de las leyes raciales, abandonó sus estudios en Italia y se inscribió en la Universidad de Grenoble. En 1938 formó parte del movimiento y de la revista Corrente. Ese mismo año abrió la librería La Lampada, que se convertiría en refugio de los opositores al régimen fascista. Se exilió en Lugano entre 1943 y 1945, donde dirigió la revista literaria del periódico socialista Libera Stampa. A finales de los años cuarenta fundó la editorial Il Polifilo, con el mismo nombre que la librería de anticuario que ya regentaba. Autor de una extensa obra narrativa que en los últimos años ha suscitado un renovado interés, Vigevani, amigo de personajes como Calvino, Einaudi, Gadda o Mondadori, ha recibido numerosas distinciones literarias y está considerado «el narrador de Milán».
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