Durante un viaje a Chartres tras la pista de una novela inédita de Marcel Schwob, el narrador descubre, gracias al sobrino nieto del editor de Jules Verne, la otra catedral de esta ciudad: una construcción que el fundidor y guardián de cementerios Raymond Isidore levantó en honor de Nuestra Señora, por haberle hecho recobrar la vista. Picassiette (de Picasso y assiette, plato), que es como sus conciudadanos llamaban a este personaje, recogía incansablemente en los vertederos trozos de platos, vasos y tazas de colores para recubrir su insólita casa situada en una parcela de las afueras. Allí, en un barrio tranquilo, la Maison Picassiette sigue hoy sorprendiendo a quienes la visitan. Franzosini, con un procedimiento no muy diferente del de Isidore, rebuscando en la prensa y la literatura de distintas épocas, trenza el relato de la vida de este constructor ascético y visionario en un libro sorprendente en el que se funden biografía, novela de aventuras y ensayo filosófico.
Edgardo Franzosini nació en 1952 en Rovagnate, junto al lago de Como. Trabaja por la mañana en un banco de Milán, mientras que por la tarde, en su casa sobre los canales, en el barrio de Navigli, se dedica a escribir «vidas imaginarias». Con Raymond Isidore y su catedral obtuvo en 1995 el premio LInedito-Maria Bellonci.
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