Las plantas son en su mayoría sedentarias, pero algunas poseen extraordinarios poderes de movimiento e, incluso, otros rasgos que, al menos superficialmente, no se diferencian de los de los animales. Las plantas carnívoras, tema de este libro, capturan, digieren y asimilan animales vivos. Estos estudios sobre las plantas carnívoras ilustran una vez más la enorme curiosidad de Charles Darwin y su mente fértil en el examen meticuloso de la naturaleza y sus operaciones generales y particulares.
Plantas carnívoras se publicó por primera vez en 1875. La segunda edición (de 1888), que ha servido como base para la presente traducción, fue editada por su hijo Francis Darwin, quien incorporó las anotaciones marginales realizadas previamente por el autor.