Prólogo de Yoani Sánchez
«Novela política sin ficción; arte de la casi novela; realismo sofisticado; testimonio del desencanto; primer texto en lengua española que revela el «fascismo con rostro humano» (Susan Sontag) de los totalitarismos de izquierda. Muchas son las cosas que se han dicho sobre este libro, pero hay una que no se enfatizado lo suficiente: Persona non grata es, también, un libro sobre Chile.
«El Jorge Edwards que aterriza en La Habana en 1971 es un intelectual de izquierda ilusionado con el gobierno de la UP aunque consciente de sus errores e incongruencias y de los riesgos de su solitaria posición «democrático-revolucionaria», asediada tanto por sus miembros más extremos como por los países «amigos». El Jorge Edwards que cierra estas páginas en 1973 es un intelectual ya exiliado por la dictadura de Pinochet, que ha sido perseguido por la misma izquierda de la que forma parte y que comienza a asumir el enorme fracaso de la experiencia revolucionaria en el continente.
«Es por ello que, leído hoy, la urgencia de este libro radica en la mirada con que Edwards analiza la Revolución cubana en comparación con el debutante experimento chileno. Iluminadoras son las conversaciones que reproduce con los oficiales y guardiamarinas del buque-escuela Esmeralda, pero particularmente con éstos. Más sueltos de lengua que los oficiales y menos curtido que ellos en la siempre inquietante práctica de escuchar y guardar silencio, le expresan sus negativas opiniones de lo que ven en la Isla y sus temores ante su posible repetición en Chile.
«Cuando el país—tal como buena parte del continente— hoy pareciera volcarse al voluntarismo de grandes planes y grandes relatos de transformaciones —que no se sabe bien si por desidia, incapacidad, mala fe o perversidad no han sido efectuados cuando, nos dicen, están tan a la mano—, estas páginas pueden operar como un baño de realidad. Leer sobre el fracaso estrepitoso de la zafra de los diez millones y de los daños permanentes que causó a la tierra cultivable por la sustitución violenta de las plantaciones; o leer sobre la perdida de los grandes desarrollos productivos e innovaciones tecnológicas alcanzados por Cuba en la década del veinte; nos conmina a mantener un saludable escepticismo y distancia con los ofertones.
«Ante los cantos de cisne —algunos más eufóricos que otros—que nos proponen desde refundar el país a cambiar las matrices productivas, energéticas y de un cuantohay, es oportuno citar estas líneas de Persona non grata con algunas de las siempre posibles consecuencias de los decididos impulsos transformadores de aquellos que no dudan: «un joven “técnico” agrícola ordenó arar centenares de hectáreas para sembrar un forraje llamado pangola, en circunstancias de que la melaza que él veía en esos campos era pangola. Pero los guajiros cumplieron las instrucciones sin atreverse a objetar. Es probable que el joven que zarpó de la bahía de Río de Janeiro sin levar anclas, en los primeros tiempos de la Revolución, y que arrastró con sus cadenas el cable internacional, no haya escuchado, tampoco, la voz de sus tripulantes más avezados».
«Ya lo sabemos con Goya desde hace un par de siglos: los sueños de la razón también pueden producir monstruos. O, dicho en versión vernácula reciente, surgida desde la a veces amarga y aplastante administración de la realidad: cada día puede ser peor que el anterior».
Alejandro Kandora
Editor
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