Humor, fantasía, magia y surrealismo se dan cita en Nochebuena, novela corta del maestro de la literatura rusa, Nikolái Gógol. Por sus páginas desfila todo un espectro de personajes populares, tanto reales como mágicos y sobrenaturales, que conforma un extraordinario mosaico de las costumbres y tradiciones de la Navidad.
Nikolai Gógol nació en Poltava (Ucrania) el 20 de marzo de 1809, en una familia de la baja nobleza terrateniente. Las profundas creencias religiosas de la madre debieron influir, sin duda, en la visión del mundo de nuestro autor. Nabokov, en su biografía sobre el escritor ruso, lo definió como «un hombre infeliz, extraño, en permanente huida».
En 1836 publica El inspector, una sátira sobre la corrupción de la burocracia, que impulsó al escritor a abandonar de manera temporal su país natal.
Vivió en Italia y Alemania durante cinco años. Fue durante ese periodo cuando escribió Almas Muertas, su obra más conocida internacionalmente, y la novela histórica Taras Bulba. Una profunda crisis espiritual le llevaría a viajar, en 1848, a Jerusalén. A su regreso, Nikolái Gógol decide abandonar la literatura para concentrarse en la religión. Al borde de la locura, el genial ruso quemó el manuscrito de la segunda parte de Almas Muertas diez días antes de su fallecimiento, que se produjo el 4 de marzo de 1852, en Moscú, como consecuencia de la extrema debilidad derivada de un prolongado ayuno místico.
En su magistral obra conviven el humor ácido y la sátira con el realismo social, los elementos fantásticos y las formas de prosa no convencionales.
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