«Misiones, como toda región de frontera, es rica en tipos pintorescos. Suelen serlo extraordinariamente aquellos que, a semejanza de las bolas de billar, han nacido con efecto. Tocan normalmente banda, y emprenden los rumbos más inesperados».
Así comienza el relato que da título al volumen de cuentos Los desterrados, la obra más compleja, equilibrada y madura de Horacio Quiroga. En sus páginas se revela un mundo novelesco completo, alimentado por la experiencia del novelista en Misiones, y convertido en ficción, una ficción de extraordinaria intensidad en la que convergen, de manera definitiva, una vida y una experiencia estética.
El 31 de diciembre de 1878 nace en Salto, Uruguay, Horacio Quiroga, uno de los mejores cuentistas de la literatura hispanoamericana, si no el mejor. Era hijo del vicecónsul argentino en aquella localidad, y descendía, por línea paterna, del caudillo riojano Facundo Quiroga. Puso fin a su vida el 19 de febrero de 1937, en Buenos Aires.
Su infancia transcurre entre Salto, Córdoba y Montevideo. Realiza sus estudios secundarios en la capital uruguaya. A los 22 años se inicia en la literatura con un libro de poemas, Los arrecifes de coral. Leopoldo Lugones, Poe, Maupassant y Kipling, a los que leyó con fruición, fueron sus principales maestros.
Horacio Quiroga ha dejado para la posteridad algunas de las piezas más terribles, brillantes y de la literatura hispanoamericana del siglo XX. Es el primer cuentista que se preocupa trascendentales por los aspectos técnicos de la narrativa breve, puliendo incansablemente su estilo hasta alcanzar la práctica perfección formal que se refleja en sus últimas obras.
Maestro en el arte del relato, sus numerosos cuentos se encuentran reunidos en varios volúmenes: Cuentos de amor, de locura y de muerte (1917), Cuentos de la selva (1918), El Salvaje (1920), Anaconda (1921), El desierto (1924), La gallina degollada y otros cuentos (1925) y Los desterrados (1926).
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