Primera edición de esta novela Premio a la mejor novela publicada los años 2005 y 2006 de la Facultad de Letras de la UC.
«Hay que decirlo sin reservas: Las manos al fuego es la mejor novela negra que se ha escrito en Chile durante mucho tiempo».
Dos amantes se reencuentran con su inconclusa historia. Él, Adrián, un fracasado estudiante de derecho y exmilitante del Mir, es actualmente un oscuro procurador judicial que se viaja desde Santiago a La Serena, su ciudad natal, para investigar la desaparición de un empresario que capta recursos para la oposición a la dictadura. Ella, Montserrrat, hija de una acaudalada familia de la misma ciudad, fue una activa mirista que ahora vive en España y que ha vuelto después de diez años para acompañar a su padre moribundo. Su intensa relación comenzó en la vida clandestina que asumieron antes del golpe y concluyó súbitamente por las circunstancias políticas. Ambos esconden un secreto, cada uno el suyo, que los persigue y que torció el curso de sus vidas de manera definitiva.
Estructurada desde los códigos de la novela negra y narrada en primera persona con la voz escéptica e irónica de Adrián, José Gai ha escrito una primera novela deslumbrante. Pese a ser la memoria un protagonista más de Las manos al fuego, y la revisión de los momentos en los que se toman decisiones que definen una vida uno de sus leitmotive, el marco de época que construye la novela no busca un ajuste de cuentas con el pasado ni transmitir visiones maniqueas. A través de flashbacks a 1973 el narrador va a la búsqueda de claves de su pasado que le permitan la tan ansiada redención, y, de paso, recrea de manera excepcional la vida cotidiana en los días previos y posteriores al golpe de estado de aquellos que, entre el terror y la expectación, vivían en la clandestinidad.
Pero ya han pasado diez años, la oposición política comienza a organizarse y la corrupción puede estar en todos los bandos. A raíz de una investigación que se le encarga, el narrador de Las manos al fuego descubre que todas las personas pueden ocultar un segundo propósito. Aun las que aparentan ser las más bienintencionadas.
«Hay que decirlo sin reservas: Las manos al fuego es la mejor novela negra que se ha escrito en Chile durante mucho tiempo. Compleja, bizantina, bien construida, ambigua, de real calidad literaria —y, en consecuencia, de un estilo que refleja el tono anárquico, poético, a veces subversivo y paranoico de esta clase de ficciones—, la narración es digna heredera de los clásicos norteamericanos que evoca. Las manos al fuego es una obra notable que, parafraseando al héroe, casi nos deja en paz con el dificil género policial».
Camilo Marks
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