Este volumen contiene diez magistrales ensayos de Chesterton, lúcidas e incisivas reflexiones que abarcan prácticamente todos los ámbitos del pensamiento, y discurren, con ironía y acidez, entre la literatura, la condición humana, la memoria o los sueños, y el más profundo pensamiento filosófico.
«Hay momentos tristes y patológicos en los que me acosa la tentación de creer que el Mal ha vuelto a entrar en el mundo bajo la apariencia de ensayo. El ensayo es como la serpiente, sutil, graciosa y de movimiento fácil, al tiempo que ondulante y errabunda. Además, la palabra misma ensayo significaba originalmente «probar, tentar». El provocador está siempre examinando su camino y tratando de indagar cuánto serán capaces de resistir los demás. La serpiente es capaz de golpear sin garras del mismo modo que puede correr sin patas. Supongo que el ensayo, al menos en lo que concierne a Inglaterra, fue inventado por Francis Bacon. No me cuesta nada imaginarlo, pues siempre he pensado que fue el mayor villano de la historia de Inglaterra».
Misterios indescifrables gravitan entre estas páginas y se revelan, gracias a un estilo preciso y contundente nacido de la pluma del gran Chesterton, como una flor que se abre perfecta a la tenue claridad de una mañana de primavera.
El suspense, la tensión dramática y un sutil humor inglés son las herramientas con las que su autor edifica unas estructuras narrativas que atrapan, divierten, y asombran. Si atendemos a Borges, Chesterton podría haber sido un escritor como Kafka o Poe, ya que genera con idéntica maestría horribles pesadillas y mundos obsesivos y perversos, pero una esperanza en lo humano, algo conciliador y maravilloso brilló siempre en su pensamiento y en su obra, convirtiéndole en un autor original e indispensable en la historia de la literatura.
El lector que se adentre en las historias contenidas en este volumen transitará veredas inaccesibles, visitará arboledas asombrosas, y disfrutará con tramas y ambientes tan perfecta y meticulosamente delineados que le harán perderse, con gozo, como si de un hermoso laberinto se tratara, en este maravilloso y secreto jardín.
G. K. Chesterton (Campden Hill, 1874-Londres, 1936) es uno de los narradores más brillantes e ingeniosos de la literatura inglesa. Chesterton fue un hombre grande también físicamente: medía 193 centímetros y pesaba alrededor de 140 kilos. Su descomunal tamaño ha dado origen a una anécdota famosa. Durante la Primera Guerra Mundial, una señora, en Londres, le preguntó que por qué no estaba «en el frente», a lo que el escritor replicó: «Si usted da una vuelta hasta mi costado, podrá comprobar que en realidad sí lo estoy».
Chesterton es un maestro de la ironía, la parábola y el juego de la paradoja lógica como motor de la narración.
Su obra es ingente: 80 libros, cientos de poemas, alrededor de 200 cuentos e innumerables artículos, ensayos y diversas obras de otros géneros. Su personaje más célebre y entrañable es el padre Brown, un sacerdote católico de apariencia humilde, descuidada e inofensiva, acompañado siempre de un gigantesco paraguas, cuya agudeza psicológica y conocimiento de la naturaleza humana le convierten en un formidable detective, protagonista de más de cincuenta historias, reunidas en cinco volúmenes, que fueron publicados entre 1911 y 1935.
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