Surrealista y delicado cuento de sensibilidad ecologista: un día aparece un agujero en la ciudad y todo el mundo se pregunta por qué.
Ante el asombro de periodistas, políticos y científicos, un enorme agujero negro aparece en medio de la ciudad y engulle todo lo que le echan, incluso la basura, hasta que un día empieza a cerrarse. Entonces varios agujeros se abren en el cielo (una alegoría de la capa de ozono), y devuelven todo lo que le han echado.
Con un diseño sencillo y moderno, como si estuviera dibujado por los propios niños (quienes se alzan en la voz de la conciencia colectiva), esta fábula urbana nos recuerda que la naturaleza no es un pozo sin fondo, que todo el daño que le hagamos nos será devuelto. La ciudad agujereada es una crítica punzante contra la sociedad de consumo y una invitación a contemplar los problemas con una perspectiva más allá de lo inmediato.
Esta fábula con final abierto invita el lector a participar para cambiar las cosas y deja en sus manos las soluciones.
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