La presencia afectuosa de su madre, la mágica y distante de su padre, la compañía teatral que creó con su inseparable hermana Erika, el paso por diferentes colegios e internados, la toma de conciencia de la propia sexualidad, la reputación de enfant terrible en los inicios de su actividad literaria... Con gran delicadeza, Klaus Mann revive en Hijo de este tiempo (que se publicó por primera vez en 1932, cuando tenía veinticinco años) su infancia y su juventud y lleva a cabo un pormenorizado retrato de la vida cotidiana en Alemania durante la Primera Guerra Mundial y la República de Weimar. En estas páginas aflora también una cuestión que lo acompañaría a lo largo de su vida: ser hijo de un escritor como Thomas Mann y tener inquietudes literarias propias.
Klaus Mann (Múnich 1906-Cannes 1949) empezó a escribir poemas y relatos muy pronto. En 1926 se trasladó a Berlín donde, durante los efervescentes años de la República de Weimar, trabajó como crítico teatral. Tras abandonar su país en 1933 se convirtió en un significativo representante de la literatura alemana en el exilio de entre sus numerosos libros el más conocido por los lectores españoles es Mefisto y fundó en Amsterdam la revista Die Sammlung, en la que colaboraron los más import antes autores alemanes contrarios al régimen nazi. Murió a causa de una sobredosis de somníferos el 21 de mayo de 1949, mientras trabajaba en The Last Day, una novela que quedó inacabada.
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