La joven Gilgi se levanta a las seis y media de la mañana y hace sus ejercicios gimnásticos con esmero. Se ducha estoicamente con agua fría, desayuna y se va a la oficina donde trabaja de secretaria para el señor Reuter. En el tranvía observa con indignación los rostros cansados y afligidos, convencida de que el suyo nunca quedará vacío de esperanzas. Porque cree en sí misma y en su capacidad de trabajo y sabe disfrutar de su tiempo libre, que dedica a aprender idiomas y a salir por la noche como cualquier muchacha de su edad. Su vida, sin embargo, que hasta ahora se ha regido plácidamente por parámetros rigurosos y la búsqueda infatigable de autonomía, dará un vuelco cuando descubra su verdadero origen, los sinsabores del amor y el carácter de la condición adulta. Publicada en 1931, esta primera novela de Irmgard Keun es el penetrante retrato de una mujer que intenta abrirse camino en una época marcada por el ritmo acelerado de la metrópolis y las turbulencias económicas y políticas.
Irmgard Keun (Berlín 1910-Colonia 1982) fue una escritora de éxito durante la República de Weimar. En 1933 los nazis secuestraron sus libros y dos años más tarde se exilió de Alemania. A raíz de la ocupación nazi de Holanda en 1940 y tras la separación de su compañero ―el escritor Joseph Roth, con el que había vivido un intenso año entre Viena, Bruselas, París, Ostende y Ámsterdam― se vio obligada a regresar a su país, donde las autoridades la daban por muerta. Allí vivió clandestinamente hasta el final de la guerra. Durante los años ochenta, los lectores alemanes redescubrieron sus novelas, entre las que se cuentan Después de medianoche, La chica de seda artificial y Niña de todos los países, que han aparecido en esta misma colección.
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