Describir la ciudad en siete mil quinientas palabras; en eso consistía el objetivo que E. B. White se había fijado en el tórrido verano de 1948. El resultado es este ensayo, un vibrante homenaje a Nueva York. Sutil, agudo y nostálgico, es una mágica evocación de la ciudad y el retrato social de toda una época. De cada una de sus frases se desprende la fascinación que la urbe ejerce sobre quienes «cogieron sus bártulos y acudieron a la ciudad en busca de asilo, del cumplimiento de sus deseos o de cualquier otro Grial de mayor o menor importancia». En Esto es Nueva York palpitan todos los ambientes que contribuyeron a crear el mito: el tren elevado de la Tercera Avenida, el hervidero humano de sus calles, los grandes periódicos, el Queen Mary y su sirena. Y al llegar al final no se puede dejar de sentir un escalofrío ante la vulnerabilidad de este coloso urbano que White pone al descubierto con intuición certera.
Elwyn Brooks White (Mount Vernon, Nueva York, 1899-North Brooklin, Maine, 1985) comenzó a colaborar en la revista The New Yorker en 1927. Su firma se convirtió en una de las más representativas y prestigiosas de esta publicación, de cuyo staff formó parte hasta el final de su carrera. Allí conoció a Katherine Sergeant Angell, la directora editorial del área de ficción, con quien se casó en 1929. Entre los amigos de la pareja se contaban escritores como Dorothy Parker, Robert Benchley y James Thurber. White es autor con este último de ¿Es necesario el sexo?, una sátira de los manuales de sexualidad. Sus libros infantiles, Stuart Little, Las telarañas de Carlota y La trompeta del cisne, son clásicos del género. Considerado como el más destacado estilista de su tiempo, en 1959 revisó una obra de William Strunk, Jr., The Elements of Style, que desde entonces es la guía por excelencia para escribir en inglés. En 1978 fue galardonado con el Pulitzer por el conjunto de su obra.
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