«En estos tiempos, la labor educativa se ve impregnada por situaciones que la hacen aún más compleja y que confrontan algunos discursos pedagógicos. Me refiero a la violencia, al sentimiento de vulnerabilidad, a la indignación, el miedo, la inseguridad, el fácil acceso a las drogas o la falta de oportunidades para los jóvenes. ¿Es posible educar y aprender con miedo? ¿Cómo afecta la violencia a las niñas, los niños y los adolescentes en la construcción de su identidad, en su concepción como sujetos de derechos, en la visión de su futuro y su sentido de pertenencia? En este marco, la labor de los maestros no es sólo más difícil, sino diferente cada día. ¿Qué saberes y competencias han desarrollado los profesores para educar en escenarios de violencia, para proteger al alumnado y contribuir a la formación de ciudadanos? ¿De qué manera puede el maestro desarrollar en el alumno habilidades y competencias para resolver conflictos de forma no violenta, cuando el discurso de la paz es acallado por las ráfagas de un AK-47? La tarea es titánica. Y lo es..., pero no imposible».
Silvia Conde
Ver más