José Joaquim, exseminarista devenido en asesino profesional —oficio en el que es conocido como el Especialista—, y narrador de esta novela, no quiere saber nada de la vida de los «clientes» que le encargan ni de por qué debe matarlos. Él solo quiere cumplir su cometido con un limpio tiro en la frente para volver a casa a leer poesía, ver películas y programar encuentros con sus amantes. Cuando comienza a cumplir su aspiración de retirarse para llevar una vida discreta, una taza de café derramada casualmente por una traductora alemana sobre su regazo cambia el destino de los cosas. Tras ese encuentro se enamora de ella y decide hacerla parte de su nueva vida, pero de pronto comienza a sospechar que ella le oculta algo y se dice que quizás esta vez el «cliente» sea él.
En El seminarista están presentes todos los elementos que le dan el sello inconfundible a la celebrada literatura de Fonseca, a la vez que esta novela marca un punto alto en ella. La prosa seca y objetiva, las alusiones a la alta y a la baja cultura, al cine y a los autores clásicos, la velocidad de los diálogos y la brutalidad de las acciones, son los recursos que Fonseca maneja con maestría para hacernos partícipes de la huida y la búsqueda de la verdad que emprende José Joaquim y que culminará en una escena alucinante, digna de la más afiebrada de las imaginaciones, en la que se encuentra con los episodios más violentos de su pasado.
«[El seminarista] es la respuesta delirante a un mundo distorsionado. Una escritura irónica que al reírse de sí misma, no deja de lado su poder de impugnación revelándonos en la crueldad del exceso, y en el aparente baño de sangre, algo sin embargo compartible: el delirio inagotable de la ficción».
Gustavo Cobo Borda
«Fonseca es uno de esos autores que crea literatura de altísima calidad con materiales y técnicas robados a la cultura de masas. Este es su gran arte: contarnos una historia absolutamente increíble y extravagante con una astucia maquiavélica tan eficaz que no solo terminamos por creer en aquello que narra, sino que lo encontramos más que plausible».
«Mario Vargas Llosa
«Fonseca pertenece a esa minoría creciente de la literatura latinoamericana que ha dejado de creer en la novela intimista, la novela épica o la novela negra, para adoptar el único género donde la violencia es el espejo donde cobran su debida dimensión los hechos y, sobre todo, las mitologías».
Carlos Monsiváis
«Lo mejor de la obra de Rubem Fonseca es no saber adónde nos va a llevar. Siempre que comienzo un libro suyo es como si sonara el teléfono a medianoche: “Hola, soy yo. No vas a creer lo que está sucediendo”. Su escritura hace milagros, es misteriosa. Cada uno de sus libros es un viaje que vale la pena: es un viaje de algún modo necesario».
Thomas Pynchon
«Su obra es una narrativa dura, fuerte, que no da cuartel; una narrativa sobre el lado oscuro, donde todos los seres humanos son criaturas que no sobreviven a sus impulsos más perversos y sobrecogedores. Rubem Fonseca es el escritor más fino, caústico y cortante de América Latina. Un cuchillo».
Elmer Mendoza
Traducción de John O´Kuinghttons
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