El país y los personajes de El museo de cera podrían ser los de cualquier país de hoy en el que se intenta la abolición de un orden. Es el ancién régime lo que representa el entrañable, anacrónico y lastimado Marqués de Villa Rica, el protagonista, que asiste casi impasible a su derrumbe. A él otra crisis y otras fantasías le quitan el sueño: la creación de un museo de cera que congele el momento en que su mundo se desvaneció, cuando ve a su joven y deseable esposa recostada sobre la bruñida caoba del piano de cola con el corpiño abierto y las faldas levantadas, mientras las ansiosas manos del profesor de música recorren sus muslos.
Publicada en 1981, El museo de cera es una de las novelas seminales de Edwards. En ella se encuentran todos los temas y obsesiones que marcaron su prosa: el erotismo y su negación, el orden de las familias y el orden político en colisión con las voluntades individuales, la metamorfosis de clase y la decadencia social, la clausura de la asfixiante realidad. Junto con la atrapante trama teñida por revoluciones y contrarrevoluciones y por las pulsiones eróticas y la búsqueda del Marqués de ese inasible y «oscuro objeto del deseo», El museo de cera es una filuda e intemporal alegoría politica que bien se lee desde cualquier presente.
«Me encantan situaciones supra esperpénticas como las del Marqués de Villa Rica enfrentado a las poetisas modernas […]. El museo de cera dibuja al Chile intemporal de la Reacción y la Tradición, de la revolución y la contrarrevolución». Christopher Domínguez Michael
«El museo de cera, una historia breve y astuta, como esas parábolas que estuvieron de moda en el siglo dieciocho, dice menos de lo mucho que sugiere. [La novela es] una acerada alegoría de entraña política». Mario Vargas Llosa
«Si El museo de cera resulta, al mismo tiempo, un agrado y un estímulo, se debe a ese trabajo que le ha permitido a Edwards fundir en, digamos, una sola “colada” discursiva el arte de narrar y la disciplina de observar: la mímesis y la perspicacia. […] El museo de cera es una formidable parodia del “orden familiar” de la gran burguesía chilena». Martín Cerda
Vista previa a las primeras páginas del libro.
Ver más