Escrito en 1838, en El mal del ímpetu afloran algunos de los motivos que caracterizan la singular obra de Goncharov, como el eterno dilema entre actividad y apatía en el que se debaten sus personajes. Tal es el caso de los distinguidos Zúrov, que disfrutan en sus salones de las veladas invernales junto a sus invitados pero que se transforman inquietantemente con la llegada de la primavera. Una fuerza irresistible los expulsa de la ciudad, los empuja a saltar, correr y nadar, a abrirse paso entre matorrales, a trepara los árboles más altos. Todos, desde la abuela ya octogenaria hasta el benjamín de la casa, se ven arrastrados a una actividad frenética en plena naturaleza. Una extravagante dolencia se ha abatido sobre ellos y sentenciará su destino. De las tensiones entre la familia enferma y los amigos que intentan protegerla, surge un sutil relato humorístico que ahonda en una de las obsesiones más peculiares de nuestro tiempo.
Iván Alexandróvich Goncharov (Simbirsk 1812-San Petersburgo 1891) nació en el seno de una familia acaudalada de comerciantes. Tras sus estudios universitarios, ingresó en la burocracia estatal, primero como funcionario en el Ministerio de Finanzas y luego en el de Censura. Autor de una de las novelas más significativas e irrepetibles de la narrativa decimonónica, Oblómov, Goncharov forma parte del prestigioso elenco de los clásicos rusos.
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