Johann Wolfgang von Goethe, Dimitri Merejkowski, Hilaire Belloc o Victor Hugo, entre otros, se sintieron deslumbrados por la figura de Napoleón Bonaparte, y al estudio de tan extraordinario personaje dedicaron memorables páginas. Sin embargo, ninguno de estos autores ha alcanzado la profunda clarividencia, ni se ha acercado a la belleza estética, diáfana, radiante y pura que Léon Bloy despliega en El Alma de Napoleón. La hábil disección, la profunda penetración psicológica que Léon Bloy efectúa, con un estilo deslumbrante, de uno de los personajes históricos con mayor atractivo e interés, dada su descomunal epopeya vital y la grandiosidad de sus hazañas, como es Napoleón Bonaparte, hacen de este volumen una auténtica joya, un texto imprescindible para comprender a un hombre y a una época.
Léon Bloy nació un 11 de julio de 1846, en Périgueux (Aquitania francesa), en el seno de una familia burguesa. Su padre era un francmasón voltairiano y su madre una ferviente católica. Murió el 3 de noviembre de 1917 en la más completa miseria. Aunque comenzó su andadura literaria a los 38 años, nos ha legado una obra extensa y memorable.
Léon Bloy escribió dos novelas (El desesperado, 1889, y La mujer pobre, 1897), un diario personal en ocho volúmenes, dos volúmenes de relatos (Sudor de Sangre, 1893, y Cuentos descorteses, 1895) y numerosos ensayos: La salvación por los judíos (1892), La sangre del pobre (1909), La que llora (1907), El Alma de Napoleón (1912), Exégesis de lugares comunes (1913), Sueños de un paseante solitario (1917), En las tinieblas (1917). Léon Bloy es autor de una obra única de incomparable calidad literaria.
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