Vicente Pérez Rosales (1807-1886) fue miembro de una familia de la alta burguesía liberal comprometida con el ideal de la Independencia. Su destino aventurero se inicia desde muy temprano y a los 14 años, por su «incorregible conducta», su madre lo entregó al capitán de una fragata inglesa para que lo llevara a Europa, viaje en el que conoció a María Graham, quien lo describió como «inteligentísimo niño». Tras permanecer dos años en Brasil vuelve a Chile desde donde viaja a París para concluir su educación. En esta ciudad entró en contacto con el en ese entonces exiliado general San Martín y con los exponentes mayores del romanticismo liberal hispanoamericano.
Regresa a Chile en 1830, cuando se iniciaba el período de la República Autoritaria comandada por Diego Portales. Pese a estar en desacuerdo con su autoritarismo, Pérez Rosales se vuelca por los próximos dieciocho años a hacer fortuna realizando para ello diversos oficios dentro de lo que el crítico Javier Pinedo ha caracterizado como «capitalismo aventurero señorial». Agricultor, tendero, destilador de licores, contrabandista de ganado, periodista de El Mosaico, fueron las actividades en las que fue fracasando de forma sucesiva pero que le permitieron lograr un acabado conocimiento del país.
Tampoco obtuvo el éxito económico tras el viaje que, atraído por la fiebre del oro, realizó a California. Tras su retorno al país obtiene un empleo estatal como agente de Colonización, cargo por el que posteriormente es enviado a Hamburgo. En 1857 publicó en francés la obra Ensayo sobre Chile que tuvo como propósito difundir las características del país para atraer colonos.
Tras cinco años en Europa regresó a Chile para ejercer diversos cargos públicos y privados, entre ellos la presidencia de la Sociedad de Fomento Fabril, y entregarse a la composición de su obra Recuerdos del Pasado, que publicó por capítulos en el diario La Época en 1882, y que es uno de los libros capitales del siglo XIX.
Una versión expurgada producto de la autocensura de Diario de un viaje a California forma parte de Recuerdos del Pasado, pero el manuscrito con el lenguaje más propio de Pérez Rosales y con los dibujos con que él ilustraba la narración permaneció inédito hasta 1949, año en que la Sociedad de Bibliófilos Chilenos realizó una edición privada de 100 ejemplares numerados.
El lenguaje del Diario se caracteriza por su espontaneidad y por los ribetes coprolálicos que alcanza en distintos momentos y que hizo que Eugenio Pereira Salas lo comparara a «la verba procaz de los escritores del Siglo de Oro español». La presente publicación, además de mantener las ilustraciones, expresiones y escenas que para algunos podrían resultar ofensivas, ha sido enriquecida con la incorporación de ensayos introductorios de los investigadores Isabel Cruz de Aménabar, Guillermo Latorre, María Ester Martínez y Javier Pinedo. Además, se ha incluido como apéndice el estudio de presentación de Pereira Salas a la edición de 1949.
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