Si en la novela Ciudad de Dios Paulo Lins retrató la vida marginal que él experimentó en carne propia como habitante de dicha concentración urbana, en Desde que la samba es samba retrata otra de las experiencias que han marcado su vida, ya que vivió hasta los siete años en el barrio Estácio, habitado por inmigrantes del estado de Bahía y que fue también el lugar donde nació la samba moderna.
A través de la sensual historia de un triángulo amoroso entre una irresistible prostituta, su proxeneta Blancura —compositor y ladrón de letras de samba ajenas y malandrín recreado de un personaje real, Sílvio Fernandes, muerto loco a los veintisiete años—, y uno de sus más apasionados clientes, Sodré, en Desde que la samba es samba se narra la historia y cotidianeidad de la década del veinte en Río de Janeiro, momento del nacimiento de la samba moderna en el barrio Largo do Estácio, zona de meretricio. La trama, sostenida en este triángulo, está matizada con sensualidad vigorosa, ritos religiosos afrobrasileños, estibadores y marineros, proxenetas vestidos de blanco con corbatas bermellón y pequeños delincuentes, humor y un final esperanzador. Desde que la samba es samba es, finalmente, un homenaje al modernismo brasileño que renovaría la cultura del país y a los creadores de samba.
Con la soltura propia de un autor que conoce lo que narra, Lins le da nueva representación a los temas que sin embargo son una constante en su obra: el compromiso con la realidad sin que esto derive en un sesgo político; hacerse cargo de la marginalidad en un país con cuatrocientos años de esclavitud y que aún no integra a la población negra; y los hitos fundamentales que han conformado la sincrética cultura de Brasil.
Y al igual que enCiudad de Dios, Desde que la samba es samba es un alegato por la importancia de la creación artística y la obtención no solo de mejores condiciones de vida a través de ella, sino que también de la libertad y la redención.
«Se trata de un libro que es capaz de recrear una manera completa de ver el mundo, toda una cultura que estaba relegada, y tender puentes de comunicación desde el presente, de lo que hoy entendemos como algo cotidiano o habitual, hasta el tiempo en que ello fue lucha en las calles, y en las gargantas de sus cantantes y compositores». Guillermo Soto, Lo que leímos
Traducción de John O´Kuinghttons
Vista previa a las primeras páginas del libro.
Ver más