Borges admiraba a Leopoldo Lugones, su maestro literario, de cuya obra afirmaba que era «una de las mayores aventuras de la lengua castellana».
Dicha admiración está justificada. El quehacer literario del escritor argentino desborda una inquietante y sugestiva imaginación con la que construye unos relatos situados en la cumbre de la literatura universal.
Maestro e iniciador del cuento fantástico en América Latina, Lugones escruta los terrenos de lo desconocido y siembra en el lector la ansiedad y la duda sobre asuntos que evidentemente le obsesionan.
Profundizando en la senda que ya iniciara con Las Fuerzas Extrañas, Lugones en sus Cuentos fatales continúa buceando en teorías ocultas y en ensayos científicos y cosmogónicos para documentar sus narraciones. Su obra transita por los complicados vericuetos de la existencia humana privilegiando las atmósferas extrañas, la fatalidad y lo impredecible del destino.
Leopoldo Lugones nació el 13 de junio de 1874 en el departamento cordobés de Rioseco (Argentina) y puso fin a su vida el 18 de febrero de 1938, en El Tigre, ingiriendo una mezcla de cianuro y whisky.
Hombre de vasta cultura, fue el máximo exponente del modernismo argentino y una de las figuras más influyentes de la literatura hispanoamericana.
Lugones introdujo nuevos ritmos en poesía, adoptó novedosas métricas, inventó palabras y creó metáforas espléndidas. Cultivó el ensayo y la polémica, la historia y la filosofia, y sorprendió por su fértil imaginación y absoluto dominio de la fantasía.
Lugones fue un creador de universos y palabras y maestro de escritores de relatos como Borges, Cortázar y Bioy Casares. Como narrador, Lugones sobresalió por sus relatos, reunidos en Las fuerzas extrañas (1906), La torre de Casandra (1919), Cuentos fatales (1924) y La patria fuerte (1933). Publicó asimismo dos novelas extraordinarias: La guerra gaucha (1905) y El ángel de la sombra (1926).
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