En el siglo XIX por primera vez en la historia de la literatura pudieron leerse relatos protagonizados por mujeres escritoras, periodistas o detectives, que ejercían la medicina o administraban un banco; mujeres que abandonaban, sin caer en el melodrama, a sus maridos, o que veían la muerte de éstos como una liberación. La crítica a la sumisión era por primera vez feroz, y tan convencida que en algún caso hasta se permitía ser magnánima.
El lector reconocerá nombres como los de Willa Cather, Edith Wharton, Katherine Mansfield, Virginia Woolf, Thomas Hardy, Arthur Conan Doyle o Henry James, al tiempo que descubrirá otros como Constance Fenimore Cooper, Ella D’ Arcy, Mabel E. Wotton o Ada Leverson.
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