Profundamente enraizado en la memoria de varias generaciones, el muro de Berlín representa, todavía hoy, un símbolo de resistencia, un lugar de sufrimiento y de palabras pomposas. Sin embargo, tras su caída los hombres no han dejado de erigir nuevos muros. Menos simbólicos, menos célebres, incluso ocultos, no obstante se han construido con la misma mezcla de odio, miedo y falta de imninación. Con la misma argamasa miserable de los muros inmateriales que separan a los hombres por su raza, religión, cultua o riqueza.
Ofrecemos diez relatos de rica fantasía y sugerentes colores dedicados a niños y jóvenes por algunos de los mejores escritores de toda Europa. Para que nuevos y jóvenes arquitectos sustituyan la obtusa rigidez de los muros por la aguda ductilidad de los puentes.
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