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Biblioteca de Ayacucho fue creada por el gobierno democrático venezolano con motivo del sesquicenterario de la batalla de Ayacucho (Perú, 1824), en la que un ejército patriota puso fin a la guerra de independencia hispanoamericana. Dirigida por el gran intelectual uruguayo Ángel Rama, Biblioteca de Ayacucho fue concebida como una contribución al fortalecimiento y desarrollo de la herencia historica y espiritual del continente.
El colombiano Luis Carlos López (1879-1950) es, efectivamente, un poeta que sigue a la época de todo lo que significó como limitación el modernismo en nuestras letras. En 1896 leía a los clásicos encerrado en los muros de la colonial Cartagena de Indias, casi su único mundo, pese haber sido cónsul en el exterior en alguna oportunidad. Alguna anécdota chispeante de su vida fue incorporada por García Márquez a la célebre novela sobre esa ciudad. En su momento se relacionó con Darío, con quien no se entendió, con Unamuno, con Blanco Fombona, pero, en general, no fue muy bien comprendido, aparte de haberse metido en la turbulenta vida política de su país. Manejaba el humor, el sarcasmo, la irreverencia, pero sobre todo, quiso sacar a la poesía del estancamiento retórico modernista. López, comerciante e hijo de comerciantes, hombre de vena popular, fue poeta prosaista y coloquialista, enemigo del verbalismo que infectaba la poesía colombiana de la época. Para que se entienda el conjunto, se ha publicado este volumen a cargo del investigador y docente Guillermo Alberto Arévalo quien, en los años sesenta, tuvo a su cargo una ejemplar edición crítica del escritor cartagenero. Selección, prólogo, cronología y bibliografía de Guillermo Alberto Arévalo.
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