En el corazón de los Andes, un pueblo, el inca, tras dominar a sus vecinos, logró formar uno de los imperios más grandes de la historia. Su vasta extensión —desde el sur de Colombia hasta el centro de Chile y desde el océano Pacífico hasta la selva del Amazonas— no fue un obstáculo para la penetración extranjera, pues Francisco Pizarro aprovechó la lucha por el poder y las rencillas de los incas para conquistar el Perú.
Los incas fueron grandes maestros de la arquitectura, el ensamblaje de los bloques de piedra de los edificios, sin cemento ni mortero, dice mucho de su perfección en el tallado. También fueron grandes ingenieros, lo que posibilitó una perfecta red de comunicaciones y el cultivo en andenerías en los terrenos montañosos. Destacaron en el campo de la cirujía y, aunque no tenían escritura, se valieron de «quipu» o «nudo». Europa aprovechó la riqueza de la papa, alimento básico de los incas.
La contemplación de las ciudades de Cusco, Machu Pichu o Pisac son muestra del esplendor incaico.
Edición con abundantes ilustraciones.
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