En uno de los altos valles del interior de Noruega vivió, durante el pasado siglo, un violinista, que llegó a ser un personaje legendario. Se decía que algunas de las obras que se le atribuían estaban inspiradas por los espíritus.
Bjórnstjerne Bjornson nació en Kvikne (Noruega) en 1832, en el seno de una antigua familia de campesinos. Ávido lector desde su infancia, hizo de las antiguas sagas de los reyes de Noruega y las novelas de Ingemann y Scott sus lecturas favoritas. Abandonó la universidad para dedicarse a la literatura y a la crítica teatral. Dirigió varios teatros, entre ellos, el de Bergen y el de Cristianía.
Hombre activo e inquieto, fue periodista de la oposición democrática, adalid del nacionalismo noruego, adversario de la unificación de Noruega y Suecia, y tribuno del pueblo. Viajero incansable, recorrió Italia, Estados Unidos, Francia y Alemania, países en los que residió largas temporadas en busca de la paz necesaria para escribir que no encontraba en su convulso país natal.
Podemos destacar entre sus obras más importantes los dramas Recién casados (1865), Una quiebra (1857), Leonarda (1879), Un guante (1883) y Más allá de las fuerzas humanas (1883), y las narraciones y novelas La hija del pescador (1868), El capitán Mansana (1875) y Las sendas de Dios (1889).
En 1903 fue galardonado con el premio Nobel de Literatura. Falleció en París, en 1910, lejos de su amada tierra escandinava.
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