«Textos todos de prosa limpia y reposada, divertidamente ácidos, que guardaban en sí los secretos de la carne». El Cultural
Dos siglos después de su muerte, Donatien Alphonse François de Sade, más conocido por su título de Marqués de Sade, sigue siendo fuente inagotable de leyendas y objeto de curiosidad y estudio. Cuando en los años treinta del siglo pasado, los surrealistas, encabezados por André Bretón, lo proclamaron «Divino Marqués» y precursor de la moderna libertad sexual, no previeron el recorrido que año tras año tendría su obra, hasta convertirse finalmente en uno de los autores clásicos más polémicos y leídos. El crítico literario Sainte-Beuve lo comparó con Lord Byron al afirmar que ambos son «grandes inspiradores de nuestros modernos, uno visible y oficial y otro clandestino».
En sus Cuentos eróticos el «Divino Marqués» expresa el rechazo a la moral burguesa, con sus prejuicios y normas que asfixiaban la libertad de los hombres y las mujeres para gozar plenamente de su sexualidad. El erotismo que destilan los relatos de Sade responde a su concepción de la libertad del deseo erótico, en la que priman la sensualidad y la trasgresión.
Escritos en uno de los numerosos periodos que, a lo largo de veintisiete años, pasó en cautiverio, los Cuentos eróticos están redactados en una prosa clara, sosegada y alegre, que invitan a una lectura amena, picante y divertida.
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