Saki

Autor: Saki

Nacido como Hector Hugh Munro en Birmania en 1870, a los dos años quedó huérfano tras la muerte de su madre al ser embestida por una vaca. Fue enviado a Inglaterra a cargo de dos tías de una severidad característica en la época victoriana, lo que tiñó de amargura su infancia y se refleja en sus cuentos. A los veintitrés años retornó a Birmania para ingresar a la policía y seguir los pasos de su padre, que había sido inspector general, pero enfermó de malaria y regresó a Inglaterra. En 1896 se instaló en Londres con el propósito de convertirse en escritor y periodista. Escribió sátiras políticas en el Westminster Gazette y después fue corresponsal del Morning Post en los Balcanes, Varsovia, San Petersburgo y París.

En 1900 publicó su serio estudio The Rise of Russian Empire, inspirado en Historia de la decadencia y caída del Imperio romano, de su admirado Edward Gibbon, y en 1902 la novela paródica Alicia en Westminster, cuyos textos habían sido previamente publicados en el Westminster Gazette con su pseudónimo Saki, palabra tomada de un verso de Omar Khayyam que significa el copero que sirve el vino a los dioses.

A estos libros los siguió la publicación de lo mejor de su obra, los cuentos contenidos en Reginald (1904), Reginald en Rusia (1910), Las crónicas de Clovis (1911) y Animales y superanimales (1914). En forma póstuma se publicaron Juguetes para la paz (1919) y El huevo cuadrado (1924). Las novelas The Unbearable Bassington (1912) y When William Came (1913) completan su obra.

Se enroló voluntariamente en el ejército durante la Primera Guerra y no aceptó el ofrecimiento de servir como traductor de los prisioneros alemanes sino que optó por continuar en el frente de batalla, en una de cuyas trincheras murió por un tiro de un francotirador en noviembre de 1916. Fue enterrado allí mismo y su nombre hoy forma parte del Memorial de los Desaparecidos en la Batalla del Somme. Se dice que sus últimas palabras fueron:«¡Apagad ese maldito cigarrillo!».

Militarista y reaccionario, sin embargo en su obra desmanteló la moral eduardiana y corrió el tupido velo que ocultaba las mentiras y cinismos de ese mundo conservador que, solo unos años antes, condenó y encarceló a Wilde por sodomía, razón, además, por la que Saki mantuvo su homosexualidad en secreto.

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