Ágata camina nerviosa por la principal estación de trenes de Nueva York a la espera de un encuentro improbable. Carga con las circunstancias de su vida y con el peso del abandono, pero la voluntad de redimirse y asumir su soledad y su adultez, la impulsan a emprender un viaje al pasado a través de la memoria y la nostalgia, un pasado que no por doloroso deja de ser algo seguro a lo cual asirse. En este aparecerán los aspectos clave de su vida, que ha desembocado en una ruptura matrimonial que no solo la ha borrado de la cotidianeidad de su exmarido, sino que también ha conseguido «borrarme de la mía… [y]… sentirme una turista de mi nueva vida».
Ágata revisará distintos episodios de su vida en Nueva York durante el tiempo que estuvo casada con ese joven y prometedor artista, asumirá su interés en un enigmático personaje que carga con una planta aun más misteriosa, errará por distintos lugares sin sentir la ciudad ya que no logra escuchar «su idioma», retomará la relación inconclusa con su hermano hasta comprender que tanto la historia de ella como la de él comparten la característica de terminar abruptamente y quedar como lo que son: imperfectas e inconclusas.
A través de poderosas e inquietantes imágenes, de la construcción de un lenguaje propio, de la fluidez de la narración que va y viene desde el presente al pasado, Memory Motel es una novela que se constituye como un relato postiniciático que permanentemente está forzando al lector a reflexionar sobre aquello en lo que nos hemos convertido, compartiendo así esa sensación de extrañeza y desacomodo que tiene la protagonista, explicitada cuando dice que «un día dejamos de tener treinta años».
Lo que María José Viera-Gallo ha logrado en Memory Moteles convertirse en retratista del claroscuro como estado mental —pero no por ello del pesimismo—, y en la creadora de una propuesta literaria que asume riesgos y que con esta obra llega a su madurez.
Vista previa a las primeras páginas del libro.
Ver más