Novela grácil y de una sutileza inusual en cualquier época, Mirando al océano (1911) es una obra que aún hoy nos interpela por el tono impersonal con que está narrada. La narración es aparentemente trivial ya que aborda los episodios de la vida de un fuerte al que un joven en busca de olvidar un amor llega a hacer el servicio militar. No hay hechos extraordinarios ni una acción desbocada, pero la hondura de los acontecimientos sugeridos y la fineza de las observaciones comienzan a calar en el lector que se ve envuelto en una trama apenas vislumbrada y dibujada desde la interioridad de los personajes.
«Mirando al océano sigue leyéndose, repecha el tiempo y el gusto cambiante, sin ningún esfuerzo ni desgaste».
Gabriela Mistral
«La habilidad, la maestría literaria se advierten después, cuando el lector ha leído, insensiblemente, todo el volumen, cuando lo ha cerrado y, no sin sorpresa, encuentra que todavía lo lee, que seguirá durante mucho tiempo su lectura».
Alone
«Una deliciosa combinación de realismo y poesía».
Omar Emeth
«Libro exquisitamente sencillo pero abundante en incitaciones al pensamiento».
Teófilo Cid
«Quizás en unos pocos lustros más, lo más que pueda decirse de Guillermo Labarca es que fue un político, [pero] los que leen por gusto sabrán que escribió Mirando al océano, obrita maestra que lo convierte en un clásico chileno».
González Vera
Vista previa a las primeras páginas del libro.
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