Perec observa, cataloga, recuerda, matiza, ocupa espacios de palabras en los mapas con objetos y seres de palabra en este libro, plantea problemas, nos sugiere elementos cotidianos que deberíamos mirar más a menudo para inventariar. Va desde la página hasta el espacio en un recorrido que en su ascenso pasa por la cama, la habitación, el apartamento, el inmueble (momento en que recuerda "La vida, instrucciones de uso"), la calle, el barrio, la ciudad, el campo (que no existe), el país, Europa y el mundo.
Perec hace urbanismo emocional, arquitectura literaria, geografía de memoria. Ingenieria vital imprescindible. Pues, tal y como termina diciendo en el prólogo de este hermosísimo libro:
«Vivir es pasar de un espacio a otro haciendo lo posible para no golpearse».
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