Aurélia representa la primera mirada moderna a la intimidad de la locura y está considerada una de las obras fundacionales de la literatura contemporánea
Aurélia, novela magistral y sorprendente, es un testamento sobrecogedor donde, con humildad conmovedora, Gérard de Nerval nos revela el proceso de su propia locura.
Nerval nos describe de forma minuciosa y, al propio tiempo, caótica, las visiones que pueblan su atormentada mente en los momentos de delirio: paisajes tenebrosos, recuerdos de su amada, rostros de familiares ya desaparecidos, lugares de su infancia se suceden sin ilación en un discurso que solo achacaríamos a un demente.
Gérard de Nerval nació en París en 1808. Hijo de un médico de los ejércitos napoleónicos, sufrió la pérdida de su madre cuando tenía dos años. Esta ausencia marcará no solo su vida sino su obra. Apasionado de la literatura alemana, con apenas 20 años tradujo magistralmente el Fausto de Goethe, a Schiller, y a Heinrich Heine, entre otros. Ejerció los más variados oficios: periodista, aprendiz de imprenta, ayudante de notario, pero pronto asoma en él una fuerte vocación literaria, fruto de la cual nos ha legado una obra no muy extensa (como tampoco lo fue su vida), pero acrisolada y misteriosa que, pese a su carácter atormentado (la locura lo acechó impenitentemente), refleja con fidelidad las inquietudes del alma humana.
Viaje al Oriente, Les Illuminés, Petits chateaux de Bohéme, Sylvie, Aurélia y Las Quimeras son sus obras más memorables.
En una fría madrugada de enero del año 1855 Nerval apareció ahorcado en un callejón del viejo París. Tenía 47 años. Había pasado un invierno terrible tras su última salida del sanatorio mental. A su muerte, se encontró la siguiente nota dirigida a su tía, en cuya casa se alojaba: «No me esperes esta tarde, porque la noche será negra y blanca».
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